Silvicultura y Manejo
Especie Recurso Silvicultura Tecnología y otros Ir página principal
   
 
 
 

1.5 Aspectos Fitosanitarios

El boldo es una especie que presenta un buen estado sanitario. Las hojas no muestran grandes daños producto de la acción de herbívoros, como tampoco síntomas de patologías generalizadas. En cuanto a daños por agentes bióticos, la literatura de la especie señala pocos agentes que afectan o pueden afectar a bosquetes naturales de boldo. Una síntesis de ellos se presenta en el Cuadro 5.

Cuadro 5. Síntesis de los agentes dañinos para boldo.

Agente dañino

Tipo

Nombre común

 Síntomas y signos

Aphididae sp.

Insectos homópteros (Áfido)

Pulgones

Manchones negros que contrastan con el follaje verde, dado la presencia de pulgones. Afecta a brotes tiernos. Las hojas secretan líquido que se desliza por ramas y hojas.

Capnodium sp.

Hongo

Funigama

Provoca ennegrecimiento y costras envolventes sobre los tejidos vegetales.

Fácilmente detectables dado por las anormalidades que presenta el árbol, tanto en fuste, como ramas y hojas.

Aceria rosa-costae

Ácaro

 

Protuberancias o agallas en las ramas, dado el ataque yemas, de las cuales se puede desprender una “mielecilla”.

Pestolatia matildae sp.

Hongo

 

Manchas en las hojas de contornos indefinidos, limitados por la nervadura foliar. Color pardo oscuro a plomo plateado al necrosarse la cutícula.

Fuente: Elaboración propia en base a Cogollor y Poblete (1988) Roach (2001), Aguilera y Benavides (2005).

 

1.6 Características de la madera

La información que existe al respecto es escasa y algunos de los documentos consultados tienen varios años desde su publicación. Sin embargo, es posible señalar que la madera de boldo se caracteriza por ser densa, relativamente durable, de estructura fina y bello veteado.

Históricamente, la madera ha tenido una variedad de usos, como muebles, enchapados, incrustaciones y ebanistería. En la actualidad el boldo es utilizado como fuente de energía calórica en forma de leña y carbón vegetal, que no reúne cualidades interesantes para su uso (Kannegiesser, 1987). La corteza contiene taninos destinados a curtiembre y para teñir lana de color amarillo (Montenegro, 2000), además posee un olor agradable semejante a la canela, utilizándose para eliminar el olor a vinagre de toneles (Enríquez, 1998). La corteza externa es de color café-violáceo con lenticelas bien distribuidas en todo el fuste; mientras que la corteza interna es blanca-cremosa, de olor característico y sabor amargo, con textura fibro-arenosa.

Características Macroscópicas y Microscópicas

En general, la madera de boldo presenta radios leñosos muy numerosos, de ancho notoriamente mayor que el diámetro de los poros y tiene un color café oscuro (Díaz-vas, 1979). A nivel microscópico un corte transversal describe así la madera:

  • Poros: La madera es de porosidad difusa, los poros están dispuestos en cadenas radiales de 2 a 6, o bien son solitarios de forma circular. Son pequeños; diámetro tangencial medio 60m, máximo 90m. Hay alrededor de 15 a 40 poros/mm2; son pues pocos a numerosos.
  • Fibras: Están dispuestas irregularmente. Son de sección circular. Las paredes son muy gruesas; su diámetro medio es de 25m, correspondiéndole a cada pared 8m.
  • Parénquima: Poco visible, haces aislados.
  • Anillos de crecimiento: Son notorios debido a una disminución gradual del diámetro de los poros y a un aplastamiento de las fibras (Wagemann, 1949).

FIGURA 6: Corte transversal del boldo.: Wagemann, G (1949).

 

Por otro lado en los cortes longitudinal y tangencial realizan una descripción de los siguientes componentes de la madera:

  • Vasos: Su trayectoria es sinuosa. La longitud de sus elementos fluctúa entre 300 y 700m; poseen apéndices de hasta 125m. Las paredes terminales son inclinadas. Las perforaciones simples. Poseen engrosamientos en espiral. Las puntuaciones son alternas. La apertura linear exclusa sigue la dirección de los engrosamientos. Las puntuaciones son pequeñas; su altura es de 5m.
  • Fibras: Su longitud es de 850 a 1700m; la generalidad mide alrededor de 1400m. Presentan puntuaciones areoladas muy pequeñas en sus paredes.
  • Radios: Están dispuestos irregularmente, son heterogéneos y poseen en sus bordes y extremos células alargadas verticalmente. Su grosor es generalmente de 4 a 6 células (130m); su máximo de 9 células (190m); son pues anchos. Los radios son bajos, en general su altura es cerca de 1 mm, con un máximo de 3,5 mm (110 células). Los radios presentan numerosas manchas gomosas. Son poco numerosos; por mm hay entre 4 a 7 radios (Wagemann, 1949).

 

FIGURA 7: Corte longitudinal tangencial del boldo. Wagemann, G (1949).

 

Poder calorífico de la madera

El poder calorífico de la madera varía considerablemente según su composición química. Resinas, taninos, lignina, terpenos y ceras tienen valores caloríficos altos, mientras los carbohidratos son relativamente bajos en energía. Brown et al. (1952), afirma que las maderas duras (latifoliadas) tienen entre 4600 y 4800 calorías por gramo de madera seca al horno (8300 a 8700 Btu/lb); en cambio las maderas blandas (coníferas), varían entre 5000 y 5400 cal/gr (9000 a 9700 Btu/lb). El mayor valor para las confieras es atribuido a su contenido superior de resina y lignina.

Existen dos clases de poder calorífico: Poder calorífico inferior (PCI), se denomina así cuando el agua resultante de la combustión se supone en estado de vapor con los demás productos de la combustión. Poder Calorífico Superior (PCS) o Poder Calorífico Bruto, cuando la combustión se efectúa a volumen constante y el agua formada en el curso de la combustión es condensada (Covacevich, 1979).

En el Cuadro 6 se presenta el poder calorífico que pueden generar maderas del bosque mediterráneo, teniendo como base de comparación las propiedades para pino insigne. En boldo, la madera tiene un PCS cercano a los 4600 (cal/g), mientras que el PCS del pino insigne rodea los 4800 (cal/g).

 

Cuadro 6. Poder calorífico superior, contenido extraíbles y lignina para Boldo y otras especies.

Especie

Material

PCS (cal/g)

% de extraíbles

% de lignina

% extraíbles + % de lignina

Boldo

Madera

4604,5

2,89

10,96

13,85

Espino

Madera

4641,9

2,8

17,46

20,26

Quillay

Madera

4629,7

2,25

11,5

13,75

Pino insigne

Madera

4819,9

1,82

25,67

27,49

Fuente: Covacevich, R (1979).

 

En cuanto a los distintos componentes de la madera de boldo, en la cuadro 7 se presenta en poder calorífico superior distintos componentes de especies latifoliadas del bosque mediterráneo y su respectivo poder calorífico.

Cuadro 7. Poder calorífico superior y características de las especies nativas

Componente

Especie

Procedencia

PCS ( cal/g)

Hojas

Boldo

Aculeo-Peñuelas

4567,0

Quillay

Aculeo-Peñuelas

4770,6

Ramas

Boldo

Aculeo-Peñuelas

4683,5

Quillay

Aculeo-Peñuelas

4636,5

Corteza

Boldo

Aculeo-Peñuelas

4722,2

Espino

Aculeo-Peñuelas

4733,7

Quillay

Aculeo-Peñuelas

4558,6

Fuente: Covacevich, R (1979).

 

1.7 Regulaciones principales en el uso del boldo

A pesar de que actualmente el uso del árbol es casi exclusivamente no maderero, explotándolo ya sea para el autoconsumo como también con interés comercial, el aprovechamiento del árbol data desde épocas antiguas, incluso antes de la llegada de los españoles, donde era una planta ampliamente usada por varios grupos indígenas en varios países de Latinoamérica. (Tacón et al., 1999; Roach, 2001). Registros históricos señalan la cosecha de frutos con fines alimenticios en el periodo precolombino, por parte de la población picunche de Chile central (Roach, 2001). Éstos son ricos en proteínas, calcio, fósforo y potasio son consumidos o utilizados para preparar una bebida fermentada denominada “chicha de boldo” (Montenegro, 2000).

En la actualidad, la única explotación formal regulada es la cosecha de hojas de boldo, la cual está reglamentada por varios cuerpos legales que norman la corta de la especie y al tipo forestal del que forma parte. Las leyes más importantes que regulan las intervenciones corresponden a la Ley de Bosques de 1931, el Decreto Supremo 366 (D.S. 366) y el Decreto Ley 701 de 1974 (D.L. 701).

El D.S. 366, señala que la descepadura de boldo está prohibida para todo terreno entre la provincia de Tarapacá y el río Maipo, señalando además que la corta de árboles solo puede realizarse entre los meses de abril y julio, mientras que la corta de hojas queda supeditada al periodo diciembre-marzo, en el área de distribución de la especie.

El DL. 701 regula la explotación de árboles de boldo que forman parte de un bosque, y en este reglamento se detallan las condiciones de corta y aprovechamiento. En este sentido, los artículos 23 y 24 determinan que los únicos métodos silviculturales aplicables a la especie (y al bosque esclerófilo en general), son los de cortas de protección y cortas selectivas. Si se aplica el primero, el reglamento señala que el propietario deberá establecer 3.000 plántulas por hectárea como mínimo, de las mismas especies cortadas del tipo, homogéneamente distribuidas. Por otro lado, a través del segundo método solo podrá extraerse hasta el 35% del área basal del rodal, debiendo establecerse como mínimo 10 plantas de la misma especie por cada individuo cortado, ó 3.000 plantas por hectárea del tipo correspondiente; en ambos casos homogéneamente distribuidos. Además agrega que una nueva corta selectiva en el mismo rodal, solamente se podrá efectuar una vez transcurridos 5 años desde la corta anterior.

A pesar de que las mayores concentraciones de compuestos químicos se encuentran en la corteza, la explotación de boldo se ha realizado tradicionalmente a través de la cosecha y extracción de sus hojas, para su posterior comercialización interna y/o exportación (Roach, 2001), debido a la presencia de aceites esenciales y alcaloides con propiedades medicinales. El alcaloide boldina presenta propiedades antioxidantes y citoprotectoras, dando a las hojas y los otros componentes propiedades coleréticas, analgésicas y diuréticas lo que genera una alta importancia científico-económica para la especie.

La cosecha se realiza en verano, entre diciembre y marzo, según la normativa vigente (D.L. 701). El plan de manejo requerido debe especificar las características de los árboles a cosechar y la cantidad de kilos de hojas secas a extraer, en base al 10% de humedad. Ésta se realiza preferentemente en árboles jóvenes, de entre 4-5 años, no cortando la totalidad de retoños, mediante manejo silvicultural de monte bajo.

La extracción de las hojas se realiza con machete, a unos 10-20 cm de la cepa o suelo. Luego se trasladan a la sombra, dejándose secar durante dos ó tres días. Al tercer o cuarto día se realiza la selección de las ramas en base al color, tamaño, sanidad, etc., y posteriormente se procede a golpear en forma suave la rama para extraer las hojas. Luego, se clasifican y se envasan para su comercialización. Una vez cortado el árbol, al año produce abundantes brotes, dejando 8 a 10 retoños por cepa. A los 4 ó 5 años produce entre 3 a 4 Kg de hojas por árbol.

Si bien la normativa vigente regula la extracción de hojas con respecto a la temporada de cosecha, el procedimiento y fecha de ésta generan un producto muy heterogéneo, dado por la diferencia en los tiempos de acopio para un mismo lote de producto. Si se desea lograr un producto homogéneo, que maximice los contenidos de principios activos, es relevante la época de cosecha del material vegetal. Las mayores concentraciones de principios activos se presentan en junio, mientras en diciembre, periodo en el cual la cosecha de boldo es permitida por la ley, es donde se presentan las menores concentraciones de este tipo de compuestos. De acuerdo a lo anterior, la fecha de extracción y/o intervención de la especie cobra relevancia, especialmente si el manejo tiene como objetivo la obtención de productos de mayor valor agregado. (Vogel et al., 1997).

 

1.8 Conclusiones

El presente documento realiza una compilación de información correspondiente al estado del arte para boldo en distintos aspectos, especialmente en lo concerniente a silvicultura y manejo de la especie. De esta forma, en primer lugar es menester destacar la existencia de investigaciones y estudios en relación al bosque esclerófilo, las cuales han permitido generar información básica y relevante con respecto a estos bosques. Específicamente, en lo que respecta al boldo, es manifiesta una serie de investigaciones y publicaciones en diversos tópicos ligados a sus distintas etapas de desarrollo, sin embargo, quedan de manifiesto ciertas carencias y/o o escasez de investigación aplicada en algunas áreas de investigación, careciendo de información que permita direccionar la explotación de boldo de manera sustentable, más si existe un importante nicho de mercado en relación a la comercialización de sus hojas.

En este contexto, en relación al establecimiento de plantaciones con fines comerciales de la especie no existen antecedentes previos sobre tecnologías de plantación, existiendo un desconocimiento con respecto al como plantar la especie, así como también los requerimientos de ésta en cuanto a fertilización, exposición solar, densidad de plantación, necesidades hídricas, entre otras. El establecimiento de este tipo de plantaciones de boldo permitiría obtener una variedad de beneficios. Por un lado, disminuir la presión sobre las poblaciones naturales de la especie que se explotan en la actualidad, permitiendo su regeneración y recuperación, como también contribuir mediante los servicios que otorgan los bosques a la protección de suelos, agua y conservación de ecosistemas. Así también sería posible la obtención de un material homogéneo de hojas que pueda sostener la demanda creciente de éstas para exportación., así como también par otros mercados demandantes de material de alto valor como es la industria farmacéutica (Vogel et al. 2005).

A nivel de manejo forestal, si bien hay investigaciones que direccionan el tipo de manejo aplicable a la especie, éstas son insuficientes y no específicas para el caso del boldo, careciendo además de información actualizada al respecto. Hay una falta de información a nivel territorial, que permita establecer funciones de biomasa y crecimiento específicas para las diversas zonas donde crece la especie, generando herramientas robustas para la estimación de la producción y establecer la productividad de la especie para cada zona. Conjuntamente, hay una carencia de estudios concernientes a establecer los grados y fechas de intervención óptimas para la especie, con fines de maximizar la producción. Actualmente, por ley es posible extraer como máximo el 35% del área basal del rodal, sin embargo, dicho valor es arbitrario para una variedad de tipos forestales y no específico del bosque esclerófilo, ni para el boldo. En este marco, no se ha estudiado la reacción por parte de la especie a intervenciones más intensivas, cosecha en otras épocas del año, entre otras, las cuales permitirían acumular un caudal interesante de información que permitiría direccionar de buena manera el manejo de la especie con fines de conservación y aprovechamiento sostenible.

 

1.9 Bibliografía

Aguilera, M. y C. Benavides. 2005. Recopilación de experiencias silvícolas en el Bosque nativo maulino. Proyecto Conservación y manejo sustentable del bosque nativo. Corporación Nacional Forestal, Región del Maule. Santiago, Chile. 144 p.

Berríos, C. 2003. Efecto de la densidad de plantación y dos niveles de riego sobre el rendimiento y los principios activos en boldo (Peumus boldus Mol). Memoria de título. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad de Talca. Talca, Chile. 39 p.

Botti, C. y A. Cabello. 1990. Anatomía y desarrollo de flores, frutos y semillas de boldo (Peumus boldus Mol.). Ciencia e Investigación Forestal. 4 (1): 49-60.

Brown, H. P.; Panshin, A. J.; Forsaith, C. C.1952. Text book of wood Technology. New York, McGraw Hill. 783 p. (Vol. II).

Covacevich, R.1979.Poder calorífico de Pino Insigne y de otras especies forestales chilenas. Tesis. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Forestales. Santiago, pp: 23-30.

Díaz-vas, J.2003. Anatomía de maderas. Editorial Universidad Austral de Chile. Valdivia. Chile. 151 p.

Díaz-vas, J.2003. Claves para la identificación de maderas de árboles nativos y cultivados en Chile. pp:15-23.

Doll, U.; D. Aedo-Ortiz; P. López Carrera. 2005. Caracterización morfológica de 3 procedencias de boldo (Peumus boldus) en una plantación joven de 6 años. Bosque 26 (3): 45-54.

Donoso, C. 1981. Ecología forestal. El bosque y su medioambiente. Editorial Universitaria. Santiago, Chile.483 p.

Durán, L. 2005 Evaluación de la producción y productividad en biomasa aérea de boldo (Peumus boldus Mol.) en un bosque esclerófilo de la comuna de María Pinto, Provincia de Melipilla, Región Metropolitana. Tesis. Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de Chile. Santiago, Chile. 65 p.

Drake, F., P. Emanuelli y E. Acuña. 2003. Compendio de funciones dendrométricas del bosque nativo. Universidad de Concepción - Proyecto Conservación y manejo sustentable del bosque nativo CONAF- KFW- DED - GTZ. Santiago, Chile. 197 p.

Espic, M. 2007. Evaluación de la producción de biomasa aérea y del rendimiento en aceite esencial y boldina, de boldo (Peumus boldus Mol.) en la comuna de Papudo, V región. 33 p.

Gajardo, M. y R. Verdugo. 1979. Rendimiento en hojas de boldo (Peumus boldus Mol.), corteza de quillay (Quillaja saponaria Mol.) y carbón de espino (Acacia cave Mol.) en la V Región. Tesis. Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de Chile. Santiago, Chile. 93 p.

Gajardo, R. 1990. Descripción de los bosques esclerófilos y espinosos. En: Opciones silviculturales de los bosques esclerófilos espinosos de la zona central de Chile. APUNTE n°3. Facultad de ciencias agrarias y forestales. Departamento de Silvicultura. Universidad de Chile. Santiago, Chile. pp:3-18

Guerra, M. 1998. Variación genética en el contenido de alcaloides y aceite esencial en boldo (Peumus boldus Mol). Tesis. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad de Talca. Talca, Chile.

44 p.

Hoffman, A. 1981. Seasonal growth rhythms in Peumus boldus, a dioecious tree of the Chilean Mediterranean vegetation. Acta Oecológica/Oecológica Plantarum 2 (16): 31-39.

Homann, C. 1967. Para el conocimiento de la silvicultura del boldo (Peumus boldus Mol.). Boletín de la Universidad de Chile. Escuela de Ingeniería forestal, Universidad de Chile. (76-79):19-24.

Jeldres, P. 1998. Efecto del ácido indolbutírico y época de colecta del material vegetal en el enraizamiento de estacas de Peumus boldus Mol. Tesis Ingeniería forestal. Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de Talca. Talca, Chile. 97 p.

Kannegiesser, U. 1987. Evaluación de biomasa y boldina en Boldo (Peumus Boldus Mol.), VII región. Memoria para optar al título de Ingeniero Forestal. Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de Chile, Santiago, Chile. 97 p.

Montecinos, V. 2001. Influencia del hábito de crecimiento de boldo (Peumus boldus Mol.) sobre la producción de fitomasa foliar. Tesis Ingeniería forestal. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. Universidad de Chile. Santiago, Chile. 78 p.

Montenegro, G. 2000. Chile nuestra flora útil. Guía para uso apícola, medicinal, folclórica, artesanal y ornamental. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago. Chile. 267 p.

Muñoz, M. 1986. Cultivo de embriones y ensayo de germinación en boldo (Peumus boldus Mol.). Memoria Ingeniería forestal. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad de Chile. Santiago, Chile. 88 p.

Navas, 1976. Flora de la cuenca de Santiago. Tomo I. Editorial Andrés Bello. Santiago. Chile. 301 p.

Pizarro, S. 1989. Estudio fitosociológico estadístico de los bosques de boldo de la cuenca de Río Bueno (Chile). Memoria para optar al título de Ingeniero Forestal. Facultad de Ciencias Forestales. Universidad Austral. Valdivia. Chile. 80 p.

Ramírez, C., S. Labbé, C. San Martín y H. Figueroa. 1990. Sinecología de los bosques de boldo (Peumus boldus Mol.) de la cuenca del río Bueno, Chile. Bosque 11 (1): 45-56.

Roach, F. Análisis prospectivo del mercado de hojas de boldo (Peumus boldus Mol.) y sus posibilidades de desarrollo. Tesis. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Forestales. Santiago, Chile. 87 p.

Rodriguez, R., O. Matthei y M. Quezada. 1983. Flora arbórea de Chile. Editorial Universidad de Concepción. Concepción, Chile. 408 pp.

Rodríguez, M. 1997. Efecto del ácido giberílico (GA3) y tiempo de remojo sobre la germinación de semillas de boldo (Peumus boldus Mol.). Tesis Ingeniería forestal. Facultad de Ciencias forestales, Universidad de Talca. Talca, Chile. 87 p.

Rodríguez, C. y D. Vergara. 2004. El boldo: un recurso forestal no maderero en las plantaciones de Pinus radiata de la precordillera andina de la región del Maule. En: Aguilera, M. y E. García (Eds).Investigación y desarrollo forestal en la pequeña propiedad, Volumen 2. INFOR-Fundación Chile. pp: 123-134.

Santelices, R. y C. Bobadilla. 1997. Arraigamiento de estacas de Quillaja saponaria Mol. y Peumus boldus Mol. Bosque 18 (2):77-85.

Schneeberger, R. 2001. Efecto de poda invernal e intensidad de luz sobre el crecimiento y concentración de principios activos en boldo (Peumus boldus Mol.) bajo cultivo. Memoria de título. Universidad de Talca. Talca, Chile. 54 p.

Sapaj, A. 1998. Potencialidad del bosque esclerófilo del valle de Collliguay (V Región) para la obtención de productos secundarios. Memoria. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad de Chile.

Tacón, A. U. Fernández y F. Ortega. 1999. El mercado de los PFNM y su papel en la conservación de la ecorregión de los bosques valdivianos. Red de Productos Forestales No Maderables PNFM de Chile; WWF. 134p.

Toral, M., U. Kannegiesser y R. Rosende. 1988. Biomasa y boldina en Boldo (Peumus boldus Mol). Cienciae Investigación Forestal (Chile). Vol. 4: 15-25.

Vita, A. 1993. Ecosistemas de bosques y matorrales mediterráneos y sus tratamientos silviculturales en Chile. Documento de trabajo N°21. Proyecto FAO/PNUD/CONAF. 241 p.

Vogel, H., I. Razmilic y U. Doll.1997. Contenido de aceite esencial y alcaloides en diferentes poblaciones de boldo (Peumus boldus Mol.). Ciencia e investigaciónagraria (Chile): 24(1). pp: 1-6.

Vogel, H., I. Razmilic, J. San Martín, U. Doll y B. Gonzalez. 2005. Boldo. En: Plantas medicinales chilenas. Experiencias de domesticación y cultivo de boldo, matico, bailahuén, canelo, peumo y maqui. Editorial Universidad de Talca. Talca, Chile. pp: 23-54.

Wagemann, G. 1949. Maderas Chilenas. Contribución a su anatomía e identificación. pp: 350-351.

 

Anexo 1

 

Funciones de crecimiento

  • Autor: Toral et al. (1988).

Localidad

Componente

estimado

Función

R2

Sagrada Familia, VII región

Altura

 

Diámetro

 

Volumen

H = 7,4666 * (1 - 0,9173*e-0,0266E)

 

D = -1,5703 + 0,4450*E - 0,0018*E2

 

lnV = -10,9138 + 2,0145*lnE

 

0,89

 

0,98

 

s/i

Fuente: Drake et al. (2003).

Donde:

N = 25 árboles.

HT = altura total (m).

D = DAP (cm).

V = Volumen total (m3).

E = Edad (años).

 

Funciones de biomasa

  • Autor: Verónica Montecinos R. Tesis Universidad de Chile. 20001

Localidad

Componente

Estimado

Función

R2

Sx

Peumo, VI región

Vástago

 

Árbol completo

 

Ln(V) = 1,971+ 1,688DBV-0,233DBV2+ 0,012DBV3

 

Ln(AC) = 5,043+0,294 lnNV2 + 0,228 lnDMAC2 + Ln Ht

 

0,79

 

0,78

0,33

 

0,28

Fuente: Montecinos, R. 2001.

Donde:

PSV = Peso seco de hojas por vástago.

PSAC = Peso seco hojas árbol completo

DBV =Diámetro basal de vástago(cm)

DMAC = Diámetro mayor de copa (cm)

Ht = Altura total (m)

 

 

  • Autor: Marcelo Espic P. Tesis, Universidad de Chile. 2007.

Localidad

Componente

Función

R2

Syx

Papudo, V región

Hojas*

LnY = 4,215 + 1,5584 *Ln X

0,92

0,36

Ramillas*

LnY = 1,719 + 1,6994 *Ln X

0,9

0,45

Fuste*

LnY = 5,363 + 1,9912 Ln X

0,97

0,28

Corteza

LnY = -4,163 + 3,4881 + LnX

0,92

0,45

TOTAL

Ln Y = 5,669 + 1,9159* LnX

0,98

0,22

Fuente: Spic, M. 2007.

Donde:

Y = Peso seco del componente (gr).

DAP = Diámetro a 1,3 m.

 

  • Autor: Leonardo Durán. Tesis, Universidad de Chile. 2005.

A) Nivel de vástagos.

Localidad

Componente

Función

R2

Syx

María Pinto Melipilla, R.M.

Hojas*

LnY = 3,133 + 1,90447 * LnDV

0,95

0,59

Fuste*

LnY = 3,475 + 2,67985 * LnDV

0,98

0,46

Total*

LnY = 4,133 + 2,3632 * LnDV

0,98

0,42

 

 

 

 

 

B) Nivel de árbol.

Componente

Función

R2

Syx

Hojas

LnY = 12,2904 + 0,9592 * LnAB

0,99

0,059

Fuste

LnY = 15,303 + 1,3037 * LnAB

0,97

0,199

Total

LnY = 14,8071 + 1,1583 * LnAB

0,98

0,119

Donde:

Y = Peso seco de Hojas, Fuste y Total (g)

DV =Diámetro de vástago (cm)

AB = Área basal (m2).

 

  • Autores: C. Rodríguez y D. Vergara. 2002. En: Investigación y desarrollo forestal en la pequeña propiedad. Vol.2. Aguilera y García (Eds.).pp: 123-134.

 

Localidad

Componente

Función

Bondad de ajuste

R2

ECM (%)

El Colorado, San Clemente, VII Región

Hojas

Bf= 0,02849*(Nr*DM) + 0, 009021 (DM*Ht*Dm)

0,77

38,2

Donde:

Bf = Biomasa foliar de boldo (Kg).

Nr =Número de retoños con diámetros basales > 0,5 (cm).

DM = Diámetro basal del retoño de mayor diámetro (cm).

Ht = Altura del retoño más alto (m).

Dm = Diámetro basal del retoño de menor diámetro (cm).

 

  • Autores: Aguirre e Infante, 1988.

Localidad

Componente

Función

R2

Casablanca (V región) y Sagrada Familia (VII región)

PSTotal

 

 

PSHojas

lnY = -0,0837 + 0,7657 ln(DMAC*DMEC*HT) + 0,1638* ln (HT2*DMEC*NR)

 

ln Y= - 0,2379 + 1,2412* lnDMEC + 0,2627*lnNR*HT

0,95

 

0,88

 

Fuente: Drake et al., 2003.

Antecedentes:

n = 40 árboles

PSTotal= peso seco total (kg).

PSHojas= peso seco hojas (kg).

DMEC=Diámetro menor de copa

DMAC= Diámetro mayor de copa

HT= Altura total

NR= no retoños mayores a 1 cm.

 

  • Autores: Toral et al., 1988.

Localidad

Componente

Función

R2

Sagrada Familia, VII región

Corteza

 

Ramas

 

Hojas

 

Fuste

lnPSC= -2,2784 + 0,5681 lnD + 0,5215 ln(D2*HT)

 

ln PSR= -2,21 - 0,33 lnD + 1,15 ln(D2*HT)

 

ln PSH= -3,60 - 0,75 lnD + 0,787 ln(D2*HT)

 

ln PSF= -4,071 - 0,937 lnD + 0,861 ln(D2*HT)

0,92

 

0,91

 

0,78

 

0,96

Fuente: Drake et al., 2003.

Antecedentes:

N=25

Estimaciones de peso seco para cada componente (kg).

D= dap (cm)

HT= altura total (m)

PSC = Peso seco de corteza (kg).

PSR = Peso seco de ramas (kg).

PSH = Peso seco de hojas (kg).

PSF = Peso seco de fuste (kg).