ESPECIE

Acacia saligna (Acacia azul)

 

SISTEMA

SISTEMA SILVOPASTORAL

ESTABLECIMIENTO

DENSIDAD

  • La densidad de plantación depende del objetivo de producción del cultivo. En sitios planos se recomienda una densidad de 833 plantas/ha (distanciamiento de 4 x 3 m) (Serra, 1997). Una densidad muy alta de plantación no necesariamente produce mayor cantidad de materia seca, por ejemplo 800 plantas por hectárea pueden desarrollar un mejor sistema radicular que 2.000 plantas/ha; esto permite un uso más eficiente de agua y nutrientes lo que puede significar que la producción forrajera sea la misma (Angell y Glencross, 1993). Si es posible se recomienda plantar en filas en ángulos rectos a los vientos prevalecientes para prevenir la erosión. De esta forma, se facilita el control y monitoreo de las plantas. El ordenamiento dependerá del sistema de manejo que se adopte (Angell y Glencross, 1993).
  • Mientras mayor es la distancia entre hileras, la producción de pastos perennes, hierbas y cultivos entre las hileras es mayor, lo que permite una dieta más balanceada. Se usan generalmente distancias de 6 y 10 m entre hileras, en que en el primer caso hay una mayor proporción de forraje arbustivo que entre las filas de acacia y en el segundo la proporción de forraje es mayor entre las hileras de acacia. En la hilera, la distancia entre plantas varía generalmente entre 1 y 4 m. En el primer caso la producción es más temprana pero en el segundo el costo es menor (op cit.). La plantación en pendiente debe considerar que las precipitaciones se distribuyen en una mayor superficie por lo que el agua disponible por planta es menor, obligando de esta forma a bajar la densidad (Sanhueza y Cruz, s.f.).

EPOCA PLANTACIÓN

  • En la zona semiárida de Chile, la época favorable de plantación es muy breve, no superando los 40 días, lo que determina la necesidad de concentrar las plantaciones en un corto período. Las plantas deben encontrar un suelo húmedo por lo menos de 30 cm de profundidad a la espera de nuevas precipitaciones. En la zona semiárida en un año de características normales, las plantaciones se realizan en invierno. En situaciones de sequía es preferible no plantar debido a los bajos prendimientos, a menos que exista la posibilidad de riego.
  • Las plantaciones de Acacia saligna en zonas áridas o semiáridas deben realizarse iniciadas las primeras lluvias, para que las plantas recién establecidas logren desarrollar el sistema radicular. Para las regiones IV y V Julio correspondería a un mes adecuado, aunque pueden iniciarse en mayo si las condiciones metereológicas lo permiten o si existe la posibilidad de aplicar riegos de establecimiento.

CERCADO

  • Cerco óptimo: empostado perimetral con polines impregnados cada 3 metros. Para el caso de la IV Región, se recomienda utilizar malla hexagonal con tres líneas de alambre galvanizado + dos líneas de alambre de púa. Para plantaciones entre la V a VIII regiones es recomendable utilizar malla ursus + dos líneas de alambre de púa.

PREPARACIÓN DE SUELO

  • Roce y limpieza de la zona de plantación
  • Marcación de líneas de plantación en curvas a nivel.
  • En terrenos con topografía moderadamente plana, se debe realizar subsolado sobre la línea de plantación superando los 40 cm de profundidad utilizando un tractor oruga. El subsolado debe pasar a lo menos dos veces por cada línea de plantación, separada una de otra por 20 cm. Este tratamiento se debe realizar antes que comience el periodo de lluvias, pues de esta forma provoca una gran remoción de suelo. Por el contrario, si el suelo se encuentra saturado, el efecto es mínimo y a veces perjudicial. También es posible utilizar tractor agrícola, sin embargo por razones de potencia, la profundidad del subsolado a veces suele ser insuficiente.
  • En situaciones donde no es posible utilizar maquinaria (limitaciones de pendiente) el método más aconsejable es la confección de surcos, mediante la utilización de un arado tirado por caballos o bueyes, realizando a lo menos 2 pasadas por línea de plantación.
  • El tratamiento óptimo según diversos estudios es la combinación de subsolado y surcado, favoreciendo así la remoción del suelo, la formación de surcos en curva de nivel, la eficiencia en la conservación de la humedad del suelo y la disminución de vegetación competidora.
  • Es muy importante realizar la preparación de suelo en curvas a nivel, pues de esta forma se favorece la captación de aguas de escorrentía proveniente de las lluvias, logrando así disminuir los procesos erosivos y optimizar el uso del agua en favor del prendimiento y posterior crecimiento de la plantación.

PLANTACIÓN

  • El traslado de las plantas a terreno se debe realizar en vehículos cerrados de manera de evitar la deshidratación.
  • Si el suelo ha sido bien preparado, la plantación puede realizarse con pala de media caña, azapico, pala neozelandesa u otra herramienta. Se debe hacer un hoyo adecuado al tamaño de la maceta o pan, lo suficientemente amplio y profundo para permitir que las raíces queden bien extendidas. Posteriormente las plantas se entierran derechas hasta el nivel del cuello y se debe apisonar el suelo para evitar espacios con aire en la zona de las raíces. Si las plantas provienen de macetas plásticas o materiales no biodegradables, deben ser removidos completamente; se recomienda regar las plantas en vivero unos días antes de la plantación para facilitar la extracción de la maceta, sin que destruya el pan de tierra y asegurar un aprovisionamiento de agua para los primeros días después de la plantación.

FERTILIZACIÓN

  • La fertilización estimula principalmente el crecimiento radicular y permite a la planta hacer una rápida ocupación del suelo, aprovechando de forma más eficiente el agua y los nutrientes disponibles; de esta forma se logra una mayor sobrevivencia, un rápido crecimiento inicial y mejor adaptación al sitio. Se considera que el máximo beneficio de la fertilización se obtiene cuando son aplicadas todas las técnicas de establecimiento, es decir, una buena preparación de suelo y un adecuado control de la competencia. Esta por sí sola no tiene un efecto beneficioso en la plantación ya que la vegetación competidora del fertilizante y agua lo aprovecha para sí.
  • El tipo de fertilizantes y las dosis que se utilizan dependen más de las condiciones del sitio que de los requerimientos de la especie, sin embargo, por razones de costo muchas veces no es posible realizar los estudios, por lo cual se han desarrollado mezclas y porcentajes estándares que han entregado buenos resultados.
  • La aplicación de NPK junto con un adecuado control de malezas afecta positivamente el desarrollo de las plantas. Se puede aplicar a fines de invierno (octubre) 50 g de Superfosfato triple (20,1% de P); 50 g de sulfato de potasio (50% K) y 110 g de urea (46% N), distribuyendo la mezcla en pequeñas zanjas hechas a ambos lados de la planta a unos 20 - 30 cm de ésta en el mismo sentido de la pendiente, las que luego deben ser cubiertas con tierra para evitar la volatilización o el arrastre por agua o viento del fertilizante. INFOR en plantaciones de secano ha obtenido buenos resultados, suministra Superfosfato triple y urea en dosis de 50 g por planta (Valdebenito et al., 1997). Generalmente en primavera se ha observado deficiencias de boro, las que se aprecian en un amarillamiento de las plantas y "die-back" en las puntas. Para esto se recomienda aplicar boro en dosis de 2 kg/ha (Angell y Glencross, 1993).

POLIMEROS

  • Aplicaciones de gel en dosis de 2 -3 gramos por planta ha sido ampliamente recomendado en zonas donde existen baja cantidad de precipitaciones.

CONTROL DE MALEZA

  • Numerosos estudios señalan la importancia del control de malezas en el establecimiento de plantaciones forestales. Al analizar diferentes factores en las técnicas de establecimiento, tales como preparación de suelo, fertilización y control de competencia, se determinó que este último factor tiene una importancia primordial (Prado y Wrann, 1988; Wrann e Infante, 1988, cit. Wrann et al., 1993). Además es el tratamiento más simple e importante en el establecimiento de especies de rápido crecimiento ya que afecta la sobrevivencia y crecimiento en altura y diámetro de las plantas (Schonau et al., Cromer, Keenan y Candy, Nambiar et al., cit. Wrann, 1990).
  • El control de malezas puede hacerse en forma manual y en general resulta más efectivo que la aplicación de herbicidas, siendo necesaria la eliminación de maleza en un radio aproximado de 1 m alrededor de la planta (INFOR, Ellis et al. cit. Wrann, 1990).

CONTROL DE ANIMALES

  • Un buen cerco (utilizando malla hexagonal) en superficies pequeñas es un método muy efectivo para el control de animales menores, principalmente lagomorfos. También es efectiva la protección individual de cada planta con corromet, sin embargo demanda un costo considerable en mano de obra y materiales. En plantaciones masivas se usan repelentes químicos entregando buenos resultados.

CONTROL FITOSANITARIO

  • Es frecuente la presencia de insectos succionadores o áfidos que provocan pérdida de crecimiento y vigor, siendo controlada con insecticidas sistémicos (Omethohato) en primavera durante la etapa juvenil del establecimiento. El ramoneo y cosecha de hojas es un buen método natural para reducir las plagas de áfidos (Sanhueza y Cruz, s.f.; Serra, 1997). Durante el año de establecimiento se considera importante realizar un control de insectos (Angell y Glencross, 1993). En Australia se han observado saltamontes desfoliando y a menudo provocando la muerte de las plántulas. La primera y probablemente más importante de todas las medidas es identificar las áreas de reproducción y aplicar un spray a los estados iniciales del insecto antes que se muevan al follaje. También se puede recurrir al uso de cebos (op cit.). Otras plagas durante el establecimiento inicial son las orugas (gusanos cortadores) y polillas que pueden desfoliar y anillar la corteza de las plántulas en el primer período de verano/otoño (Angell y Glencross, 1993).

RIEGOS

  • Se recomienda un riego de 4 a 5 litros por planta inmediatamente después de plantar. Para plantas de un año de edad se ha observado exigencias de riego entre 1 y 5,2 litros mensuales durante las estaciones secas, según las condiciones del sitio, pudiendo ser aún mayor la demanda hídrica. Las experiencias de INFOR en el establecimiento de plantaciones experimentales indican la necesidad de aplicar riegos de establecimiento en la IV Región. Es así como en plantaciones demostrativas con Acacia saligna, se obtuvieron resultados muy satisfactorios (supervivencias sobre 85%) empleando técnicas intensivas de establecimiento, con 5 riegos de 5 litros por planta, distribuidos en el primer período seco después de la plantación (octubre a marzo). En todo caso en esta zona es muy importante contar con una fuente de agua para riegos de emergencia, debido a que siempre está latente la posibilidad de tener un período de sequía (INFOR, 1992). Otros estudios indican que una plantación de 1.100 árb/ha necesita 27,5 m3 de agua por hectárea/año (5 riegos al año de 5 litros por planta cada uno) (INFOR, 1995).