2.1.2 Esquema de Intervención: Cortas de limpieza en renovales de Roble-Raulí-Coihue

De acuerdo a consideraciones generales, se plantean los siguientes alcances para la intervención de limpias en renovales de Roble-Raulí-Coihue

ANTECEDENTES RODAL

Las cortas de limpieza se aplican a rodales en estado de brinzal.

LABORES CULTURALES

Cuando la regeneración establecida en un rodal, sea susceptible de competencia de quila, zarzamora u otras especies del sotobosque, es preciso efectuar cortas de limpieza. Estas cortas se realizan hasta que la yema apical de los brinzales de la especie, sobrepasen en altura a la vegetación competidora (Loewe et al, 1998).

Cuando la silvicultura a aplicar sea de tipo extensivo, no se efectuarán cortas de limpieza para la especie Raulí, ya que en tal caso es deseable una alta densidad inicial para favorecer un desarrollo más recto, una mejor poda natural y un desarrollo de ramas más delgadas (Op. cit).

En el caso que un rodal presente un "floreo" anterior y una posterior instalación de regeneración en estado de brinzal, es necesario realizar cortas de liberación, mediante la técnica de anillado, aplicable a los individuos que permanecieron en pie después del floreo, a fin de favorecer un desarrollo normal de la regeneración establecida.

Los bosques jóvenes de Nothofagus presentan un vigoroso crecimiento inicial, lo que implica que el modelamiento silvicultural puede comenzar a los 4 o 5 años. Esto significa realizar clareos y eventualmente realizar una poda baja considerando un incremento en altura de 1 m por año. A los 10 años el rodal tendrá una altura dominante de 10 m, con una densidad a esa edad de 625 árboles/ha, distanciados a 4 m en promedio. Para potenciar el crecimiento diametral y obtener suficiente protección por el follaje a la insolación a la corteza, es posible reducir el número de árboles gradualmente desde una densidad inicial que podría establecerse con 1.600 o más individuos por hectárea, para bajar a un máximo de 625 árboles a los 10 años. La poda debería haber llegado al menos a 3,0-3,5 m de altura en ese momento. De ahí en adelante se debería seguir raleando gradualmente para llegar alrededor de los 20 años a la densidad final entre 250 a 300 árboles por hectárea. El objetivo a lograr podría ser un DAP de 40-45 cm alcanzable según el esquema de manejo seguido y el sitio a los 30-40 años de edad (Grosse y Quiroz, 1998)