1.1.- Paquetes de transferencia agrícola
a.- Cultivo de trigo en precordillera
Fechas de siembra
La fecha adecuada de siembra del trigo es un factor de gran importancia en su rendimiento. La variedad más adecuada a cada zona posee una fecha de siembra óptima. INIA anualmente publica una cartilla donde se indica, para cada variedad y zona, la fecha más apropiada de siembra
La recomendación general de fechas de siembra para la presente temporada para grupos de variedades de trigo se indica en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Fechas de siembra de variedades de trigo en la
precordillera de la Zona Centro sur de Chile, de acuerdo a su hábito de
crecimiento.
Variedad |
Hábito de desarrollo |
Precocidad
|
Fecha de siembra |
Tukán
|
Invernal
|
Precoz |
Mayo – junio |
Renaico
|
Alternativo |
Tardío |
Mayo – junio |
Dollinco
|
Alternativo |
Tardío |
Mayo – junio |
Quelén
|
Alternativo |
Normal |
Mayo
– junio |
Dalcahue |
Primaveral
|
Tardío |
Junio
– julio |
Domo
|
Primaveral
|
Semi
tardío |
Junio
– julio |
Tamoi |
Primaveral
|
Semi
tardío |
Junio
– julio |
Fuente: Melladao y Madariaga, 2002.
En general, las siembras efectuadas en abril presentan
rendimientos inferiores a las de mayo. Ello se debe en gran parte al mayor
ataque de septoriosis de la hoja que afecta a las variedades sembradas en abril.
Por otra parte, es necesario tener presente la ocurrencia de heladas
primaverales, especialmente cuando las siembras se localizan sobre 400 m sobre
el nivel del mar. Estas heladas pueden dañar en algunas temporadas a trigos que
espigan a fines de octubre y a comienzos de noviembre. La ocurrencia de heladas
en el mes de diciembre es muy poco frecuente, y cuando ellas se producen,
afectan a la mayoría de los trigos, sin importar la fecha de siembra.
Dosis de semilla
El trigo es una planta muy adaptable a diferentes dosis de semilla. Esto significa que la cantidad de semilla por hectárea puede variar en un rango relativamente amplio, sin que se modifique sustancialmente el rendimiento. Algunos factores, como la fertilidad y humedad del suelo, la fecha de siembra, el tipo de variedad y la profundidad de siembra, deben tenerse en consideración. Sin embargo, para la mayoría de las variedades sembradas a máquina y que deposita la semilla entre 3 y 5 cm, se recomienda una dosis de 180 kg/ha, en tanto que para las siembras al voleo es conveniente aumentarla a lo menos en un 20% dependiendo del sistema de surcado y/o tapado que use el productor.
El empleo de semilla certificada es un aspecto interesante de
considerar, ya que ello garantiza la pureza, ausencia de malezas y también la
viabilidad expresada en la correcta germinación de la semilla y emergencia de
las plántulas, lo cual se traduce en sementeras con buena población de
plantas.
Siembra Cero labranza.
La secuencia de labores sería la siguiente:
Marzo: Manejo del rastrojo y/o eventual quema.
Marzo - abril : Cuando hay abundancia de algunas malezas de difícil control, como vulpia y pasto cebolla, es conveniente efectuar un primer control con Glifosato.
Mayo . junio : Aplicar el herbicida sistémico y no selectivo, GIlfosato, para eliminar todas las malezas verdes presentes en el suelo.
Mayo . junio: Sembrar con una máquina cerealera de cero
labranza, una variedad de trigo invernal en mayo, o una de hábito alternativo
en junio.
Fertilización de las siembras de trigo efectuadas en suelos trumaos.
El consumo nacional de fertilizantes nitrogenados, fosfatados y potásicos en las siembras de trigo es alrededor de 82.000 toneladas, de las cuales un 50% corresponde a nitrógeno (N), un 48% a anhídrido fosfórico (P205) y solo un 2% a potasio (K20). Respecto al empleo actual de nitrógeno, aproximadamente un 30% corresponde a salitre sódico y salitre potásico, siendo el resto aportado por fertilizantes amoniacales tales como la urea y el fosfato de amonio (Silva, 1989).
Debido a los niveles generalmente bajos de nitrógeno y fósforo, y al elevado poder de fijación de fosfatos que poseen los suelos de la precordillera, el ítem fertilizantes representa alrededor de un tercio de los costos de producción del trigo. Por esta razón permanentemente se están efectuando trabajos de investigación con diferentes fertilizantes, con el objeto de determinar la dosis óptima económica, época y forma de aplicación.
Los problemas nutricionales de los suelos trumaos podrían solucionarse en parte, estableciendo rotaciones con leguminosas que reciban dosis iniciales elevadas de fósforo. La aplicación de fosfato en bandas y la aradura poco profunda reducirá la fijación; en este sentido, el sistema de mínima labor o la cero labranza ofrece ventajas en lograr más eficiencia en el uso de estos nutrientes.
En general, en todos los ensayos de fertilización de trigo
se ha encontrado una fuerte respuesta a la aplicación conjunta de nitrógeno y
de fósforo, con algunas variaciones en las dosis, según el tipo y el manejo
del suelo.
Aplicaciones de nitrógeno
El nitrógeno, elemento esencial para todos los organismos vivos, es un nutriente importante que se aplica al trigo, para aumentar el rendimiento de grano y su calidad nutricional.
Respecto a la eficiencia de las diversas fuentes de nitrógeno, se ha determinado que el salitre sódico y la urea tienen una eficiencia similar al aplicarlos en diversas modalidades y estados fenológicos del trigo. Considerando el desarrollo del trigo y las posibles pérdidas de nitrógeno producidas por la lixiviación, especialmente durante años muy lluviosos, lo más conveniente es dividir la dosis total de nitrógeno en dos o tres aplicaciones. Estas pueden corresponder a la siembra y a la macolla; o bien, en tres parcialidades: siembra, inicio y fin de macolla (Cuadro 3). Es importante señalar que una aplicación parcializada de nitrógeno puede ayudar a reducir la relación inversa que existe entre rendimiento y contenido de proteína del grano. Sin embargo, se debe considerar que la aplicación de nitrógeno al encañado puede presentar problemas prácticos, especialmente cuando se trata de sementeras extensas.
Cuadro 3. Comparación entre la urea y el salitre sódico aplicados en diversas modalidades en un trigo sembrado en otoño en la precordillera de Ñuble.
|
Rendimiento ( qqm/ha) |
|
Forma de aplicación |
Salitre sódico* |
Urea* |
100% ala siembra, al voleo 100% a la macolla, al voleo 50% a la siembra, 50% a la macolla 1/3 siembra, 1/3 macolla, 1/3 encañado |
48 57 58 61 |
50 56 60 58 |
Confirmando la eficiencia similar del salitre sódico y la urea, Mellado (1990) determinó que estos dos fertilizantes se comportaron similarmente al aplicarlos de una sola vez, en una dosis de 150 kg de N/ha, en diferentes estados de desarrollo en un trigo de invierno. En el Cuadro 4 se puede apreciar que no es conveniente aplicar todo el nitrógeno a la siembra y mucho menos aplicarlo cuando el trigo empieza a espigar. En el primer caso, es decir, la aplicación de todo el nitrógeno a la siembra permite que parte de este nutriente se pierda por lixiviación, y que se produzca un déficit de nitrógeno durante el desarrollo de la espiga y el llenado del grano.
Cuadro 4. Comparación entre la urea y el salitre sódico aplicado en
diferentes estados fenológicos en trigo (1).
Rendimiento
(qqm/ha) |
||
Estados
Fenológicos |
Salitre
sódico(2) |
Urea(2) |
Siembra Inicio
macolla Plena
macolla Encañado Hoja
bandera Espigadura |
43 60 69 69 69 38 |
43 60 66 69 68 36 |
(1) Ensayo efectuado en el campo Experimental Ouilamapu duranle 1988 y 1989
(2) En ambos fertilizantes se aplicaron 150kg N/ha de una sola vez.
En el segundo caso, es decir, al aplicar todo el nitrógeno cuando el trigo esta espigando, lo más probable es que en este período del desarrollo ya están afectados negativamente el número de espigas por superficie y el número de granos por espiga. Además el desarrollo de las hojas será limitado, con lo cual se verá reducida la capacidad fotosintética de la planta para el llenado de los granos.
Se debe señalar que el nitrógeno al igual que el fósforo y el potasio son elementos con alta movilidad dentro de la planta, por lo que cuando se producen carencias de estos nutrientes, estos se trasladan rápidamente desde las hojas viejas a las más nuevas; por lo tanto los síntomas de deficiencia se producen inicialmente en las hojas mas antiguas.
Debe tenerse presente que los fertilizantes amoniacales, como la urea, tienden a aumentar la acidez del suelo, y por ello en suelos con pH menor de 5,5 es preferible usar salitre sódico. Además, según Schaenkel y otros (1982) los fertilizantes nitrogenados amoniacales pueden desplazar calcio, magnesio y potasio, los cuales se perderían por lixiviación. Esto tendría como consecuencia la aparición del aluminio, el que afectaría el desarrollo radicular del trigo.
En cuanto a la relación entre la fecha de siembra y la eficiencia de los fertilizantes nitrogenados, se puede señalar que en las siembras tempranas, las plantas de trigo desarrollan una mayor cantidad de raíces, las cuales pueden explorar más suelo y soportar en mejor forma una eventual sequía primaveral. Además pueden hacer un mejor aprovechamiento del nitrógeno nativo del suelo y del nitrógeno aplicado como fertilizante, es decir, la eficiencia puede ser mayor en siembras tempranas.
Respecto a la extracción de nutrientes del suelo, Mellado
(1990), determinó que una cosecha de trigo de 54 qqm/ha de grano y 74 qqm/ha de
paja, extrae alrededor de 150 kg de nitrógeno, es decir, una cantidad
equivalente a 950 kg de salitre sódico, o de 330 kg de urea/ha. Según
referencias bibliográficas, la extracción de potasio sería similar a la de
nitrógeno, en tanto que la de fósforo alcanzaría a unos 60 kg de P205/ha.
Aplicaciones de fósforo
Las dosis y las fuentes de fertilizante fosfatado más adecuadas en trigo también dependerán de la condición del suelo. Respecto al tipo de fertilizante, Rodríguez (1989), señala que el rendimiento de grano es similar a igualdad de dosis de P205, al aplicar Superfosfato Triple, Fosfato de Amonio y Fosfato Normal, en dosis que van desde 50 a 150kg de P205/ha.
En general se puede afirmar que en los suelos trumaos, la dosis de fósforo recomendada en el trigo puede oscilar entre 80 y 200 kg P205/ha, dependiendo de las rotaciones y del tipo de suelo. En todo caso el análisis químico del suelo permitirá fijar la dosis óptima tanto de fósforo como de nitrógeno.
El Programa Trigo y el Programa de Fertilidad de Suelos del CRI INIA Quilamapu, han estado efectuando diversos ensayos en la precordillera para determinar si existen variedades de trigo más eficientes en el uso del fósforo, es decir, que puedan rendir bien con dosis moderadas de fertilizantes fosfatados. Hasta el momento se han observado tendencias promisorias en este trabajo.
Respecto a la forma de aplicar los fertilizantes fosfatados se ha determinado que cuando éstos se aplican al voleo, y son incorporados con arado de vertedera o rastra, se produce una disminución entre un 25 y un 35% en su eficiencia, respecto a las aplicaciones localizadas efectuadas con la máquina sembradora. La aplicación localizada de los abonos fosfatados es especialmente importante cuando los suelos trumaos presentan niveles bajos de fósforo disponible.
En cuanto al pH del suelo y al tipo de fertilizante
fosfatado, puede señalarse que el superfosfato triple contiene un 14% de calcio
por lo que no altera el pH; sin embargo, podría subsanar posibles deficiencias
de este nutriente. Por el contrario, el fosfato diamónico que carece de calcio,
tiende a acidificar el suelo, y por ello no es recomendable aplicarlo en suelos
con pH menor a 5,5.
Aplicación de otros nutrientes
Actualmente en la mayoría de las siembras de trigo
efectuadas en los trumaos de la precordillera se aplica solamente nitrógeno y
fósforo. Sin embargo, en algunos predios se han determinado deficiencias y
respuestas a otros nutrientes, principalmente al potasio. Esto se debería,
entre otras razones, a la gran cantidad de potasio que se extrae del suelo
cuando se practica un sistema intensivo de sucesión de cultivos, especialmente
cuando se retira la paja para uso animal, o se queman los rastrojos. Por lo
tanto, es conveniente insistir una vez más en el manejo adecuado de los
predios, y en la determinación periódica de las características químicas de
los suelos, mediante un análisis de laboratorio.
Control de malezas
Las malezas casi siempre están presentes en las sementeras de trigo de la precordillera. Algunos trabajos de investigación han demostrado que su efecto es muy negativo, y la experiencia de productores indica que los daños que producen pueden llegar a la pérdida total del cultivo.
Además del daño directo que las malezas producen sobre el rendimiento de trigo, ellas ejercen una serie de efectos indirectos que también inciden negativamente en la producción. Algunas consideraciones al respecto son las siguientes:
Las malezas generalmente albergan áfidos transmisores de virus, y son los primeros que atacan a los trigos sembrados en otoño. Estos pulgones al realizar una inoculación temprana de virus afectan negativamente el peso del grano de trigo y como consecuencia, disminuye el peso del hectolitro.
Las malezas, en general, son plantas agresivas, de gran eficiencia reproductiva ya sea por semillas o medios vegetativos, y responden en igual o mejor forma a los nutrientes que el trigo mismo. Por ejemplo, se ha determinado que la avenilla (Avena fatua L.) absorbe proporcionalmente más nitrógeno y fósforo que el trigo.
Algunas malezas gramíneas como las ballicas (Lolium spp.) son excelentes hospederos de hongos que ocasionan pudriciones radiculares, en tanto que otras como, el pasto pelillo (Vulpia bromoldes) se caracteriza por su difícil control químico.
En la certificación de semilla de trigo, la presencia de algunas malezas como hierba de San Juan (Hypericum perforatum), cardula (Carthamus lanatus L.) y pasto ajo (Allium vineale L.) son motivo de rechazo de los semilleros. Esta última maleza tiene una semilla semejante al grano de trigo, lo cual dificulta su separación en la máquina seleccionadora.
Las malezas podrían ser importantes en la sobrevivencia de hongos causantes de enfermedades foliares, como la septoriosis. Trabajos realizados por A. Prestes en Washington, USA mostraron que el hongo causante de esta enfermedad estaría presente, por ejemplo en la maleza quilloi-quilloi (Stellaria media) y eventualmente podría pasar al trigo.
Un tipo de malezas muy especial, son los "trigos voluntarios" que crecen en rastrojos de trigo y son originados por semillas que caen al suelo durante la cosecha, o por desgrane natural, y son procedentes del ciclo agrícola anterior. Estos trigos generalmente son fuente de inóculo de royas y septoria, y por ello lo más conveniente es eliminarlas por medios mecánicos o con animales.
Algunos herbicidas que contienen Picloram, al ser aplicados en altas dosis al trigo dejan residuos que persisten por varios meses, y pueden afectar al cultivo siguiente, si se trata de leguminosas como lenteja o arveja.
Las malezas producen pérdidas de calidad del producto cosechado y pueden obligar a realizar labores extras de secado y selección del grano antes de venderlo, elevando los costos de producción.
Considerando la gran diversidad de malezas de hoja ancha que se presentan regularmente en las sementeras, en general se ha visto que las mezclas de herbicidas, funcionan mejor que los herbicidas puros.
Las principales malezas presentes en las sementeras de trigo de la precordillera son fáciles de identificarlas en el campo con el fin de aplicar los herbicidas adecuados.
Respecto a los productos químicos y dosis que se pueden usar
en su control, los Cuadros 5 y 6 entregan antecedentes al respecto.
Cuadro 5. Herbicidas recomendados para el control de malezas en trigo.
Herbicidas |
Malezas que controla |
Observaciones |
MCPA amina |
Hoja ancha |
4 hojas hasta fines de
macolla. En siembras asociadas,
cuando el trébol tenga 2 hojas
trifoliadas. |
2,4-0 |
Hoja ancha |
5 hojas hasta fines de
macolla; no usar en siembras
asociadas. |
Oicamba |
Hoja ancha resistente a 2,4-D
~ MCPA. No controla crucíferas. |
4 hojas hasta fines de
macolla; no usar en siembras
asociadas. |
Mezcla de MCPA amina más Cianazina. |
Hoja ancha resistente a 2.4-D
y MCPA. Incluye crucíferas. |
4 hojas hasta fines de
macolla; no usar en siembras
asociadas |
Mezcla de MCPA amina más Dicamba. |
Hoja ancha resistente a 2,4-D
y MCPA. Incluye crucíferas. |
4 hojas a hasta fines de
macolla; no usar en siembras
asociadas. |
Mezcla de 2,4-D más Dicamba. |
Hoja ancha resistente a 2,4-D
y MCPA. Incluye crucíferas |
5 hojas hasta fines de
macolla; no usar en siembras
asociadas. |
Metsulfuron- metil (Ally). |
Hoja ancha resistente a 2,4-D
y MCPA. Incluye crucíferas, |
2-3 hojas hasta fines de macolla. Trigos de invierno; no usar en siembras asociadas. |
Suifomethme- Tronmetil (Granstar) |
Hoja ancha resistente a 2,4-D
y MCPA. Incluye crucíferas. |
2-3 hojas hasta fines de macolla Trigos primaverales; no
usar en siembras asociadas. |
Diclofopmetil (lloxán) |
Gramíneas, mejor
comportamiento sobre ballicas |
Malezas con 2-4 hojas; no mezclar con herbicidas
para hormonales. |
Tralkoxydim (Grasp). |
Gramíneas |
Malezas anuales 2-4 hojas.
Pasto cebolla 9-10 cm; chépica
de champas 3-4 cm; no mezclar con herbicidas hormonales. |
Clodinafop |
Gramíneas, preferentemente
sobre Agrostis spp. y Pasto cebolla |
Malezas con 2-4 hojas; no mezclar con herbicidas
para hormonales. |
IODOSULFURON |
Gramíneas y latifoliadas |
No controla cola de zorro |
Cuadro 6. Herbicidas, dosis y volumen de agua recomendados para su uso en
trigo.
Nombre
técnico |
Dosis/ha |
Volumen
agua (l/ha) |
-
MCPA
amina - 2,4-D - Dicamba (Banvel) - MCPA amina más -Dicamba (Banvel) - MCPA amina más Cianazina (Partid, Bladex,
Fortrol) -
Metsulfuron-metil
(AIIy). - Sulfomethmetron-metil (Granstar) - Diclofop-metil (Iloxán) -
Tralkoxydim
(Grasp) |
0,5 -0,7 kg l.a. 0,5-0,7kg la. 0,2 - 0,25 It p.c. 0,7 kg la. 0,2-0,25 It p.c. 0,7kg I.a. 0,5 -0,7 It P.C. 0,008kg p.c. 0,03 kg P.C. 2,0-2,5 It p.c. 2,0 -2,5 It P.C. |
100 –200 100- 200 100 – 200 100 –200 200 –250 100-200 + surfactante. 100 -250 + surfactante. 150-200 200 –400 |
*: Entre paréntesis se indica
el nombre comercial. p.c.: Producto comercial.
la.:
Ingrediente activo (se da en i a
flor existir varios nombres comerciales>
Enfermedades y plagas
Es bastante común que las sementeras de trigo de la precordillera de Ñuble y Bío Bio sean afectadas por enfermedades foliares y/o radiculares.
Entre las enfermedades foliares destacan el polvillo estriado causado por el hongo Puccinia striiformis; el polvillo colorado causado por Puccinia recondita; la septoriosis de la hoja causada por Mycosphaerella graminicola spp., y el virus del enanismo amarillo, transmitido por diversas especies de áfidos.
Las pudriciones radiculares, especialmente el mal del pie causado por Gaeumannomyces gramiriis var. tritici, constituyen el problema sanitario de mayor importancia. Se trata de una enfermedad muy difundida, que afecta a los trigos en intensidad muy variable, dependiendo de las prácticas de manejo que hayan tenido los potreros en los años anteriores.
Algunos comentarios sobre las principales enfermedades del trigo en la precordillera son los siguientes:
Las enfermedades se presentan regularmente y son muy variables en su intensidad de ataque de un año a otro. Así por ejemplo, en años muy húmedos se presenta un mayor daño de enfermedades foliares que en temporadas secas.
Considerando la importancia comercial que pueden tener algunas enfermedades transmitidas por semilla como los carbones, causados por los hongos TiIIetia foetida, TiIIetia caries y Ustilago triticí, se sugiere que toda la semilla sea desinfectada, en lo posible, con algun fungicida sistémico, como por ejemplo, Baytan 15 DS; Raxil 1,5 DS; Benlate 75-O + Manzate 200; Benlate 50 + Manzate 200; Sumi-8 DSVincit; Dividend; Real Vitavax Flo, etc. Estos fungicidas y otros de acción similar que se venden comercialmente, tienen la propiedad de controlar las enfermedades presentes en el grano al momento de la siembra y proteger las plantas en sus primeras semanas de vida.
El diagnóstico y la decisión de control químico de una enfermedad debe ser tomada por un especialista, ya que su evolución durante la temporada depende de muchos factores. Así por ejemplo, en el caso de una variedad de trigo susceptible a royas o polvillos, la evaluación de las plantas debe efectuarse en los primeros estados de desarrollo, cuando se observan las primeras pústulas o síntomas de la enfermedad. Con ello no sólo pueden reducirse los costos de producción, al evitar una fumigación no necesaria, sino que también se disminuye la contaminación.
La septoriosis es una enfermedad que depende de las condiciones climáticas, en especial de las lluvias, ya que el hongo para poder germinar y penetrar en el tejido requiere follaje mojado. Por el contrario, el viento y el calor al restringir la humedad ambiental hacen disminuir la enfermedad. Es así como a la septoriosis se le considera una enfermedad del periodo de invierno y comienzos de la primavera.
Para la septoriosis de la hoja no se ha encontrado resistencia genética efectiva; sin embargo, se ha determinado que los trigos invernales presentan mejor comportamiento que los trigos primaverales o de hábito alternativo. Estos últimos pueden ser severamente afectados cuando se adelanta la fecha de siembra de aquella recomendada por sus creadores.
Existen variedades que presentan una hipersensibilidad al ataque de septoriosis, y aunque no haya formación de picnidios que permitan diagnosticar la enfermedad, las plantas se tornan amarillentas, creando dudas respecto al origen de esta clorosis.
Algunas medidas de control cultural de septoriosis consisten en la destrucción de los rastrojos infestados, la eliminación de los trigos voluntarios y la siembra de variedades lo más tarde posible dentro de las fechas recomendadas.
En general, ningún fungicida debiera ser aplicado después de la floración del trigo, ya que es posible que residuos del producto químico o un derivado de él puedan pasar al grano.
En trigo no se ha encontrado resistencia genética al hongo que causa el mal del pie. Los trabajos de investigación más exitosos han estado dirigidos a prevenir la enfermedad mediante prácticas de manejo, principalmente rotaciones.
Mediante el mejoramiento genético se ha tenido éxito en la obtención de variedades con resistencia genética a las royas o polvillos. Estas variedades mejoradas permanentemente están reemplazando a aquellas que se vuelven susceptibles, y son las que debieran sembrar los agricultores en forma preferencial.
Actualmente las poblaciones de áfidos en las
sementeras de trigo de la precordillera no alcanzan un nivel que produzca
daño económico, debido principalmente a un eficiente control biológico,
mediante parásitos introducidos y liberados en el país, y que en corto
tiempo se distribuyeron y establecieron en las principales áreas trigueras.
Además, las variedades comerciales actualmente recomendadas presentan
cierto nivel de tolerancia al virus del enanismo amarillo transmitido por
los áfidos. Por esta razón, el daño producido por el complejo
áfido-virus generalmente no justifica el uso de insecticidas. Es posible
que la presencia del áfido ruso Diauraphis noxia, necesite la aplicación
de insecticidas, pero es necesario identificar esta plaga antes de proceder
a recomendar los agroquímicos.
Cosecha y calidad del trigo
En la zona centro sur el trigo se cosecha durante los meses de enero y febrero, período caracterizado por altas temperaturas y baja humedad relativa. En estas condiciones el grano madura y pierde agua rápidamente, llegando a la cosecha con una humedad de 12-14%, valores que permiten su almacenaje normal.
Se ha determinado que cuando las sementeras que han llegado a la madurez de cosecha reciben agua de lluvia en cantidad equivalente a un riego efectivo (20 mm), se produce una merma importante del peso del hectolitro, disminución que es directamente proporcional a la cantidad de lluvia recibida. Es evidente que este menor peso perjudica la comercialización, ya que los trigos deben tener un peso hectolitro mínimo de 76 kg/hl, para no recibir descuento por este concepto. Por lo tanto la cosecha debe efectuarse tan pronto como el grano llegue a la humedad de cosecha adecuada.
La calidad nutritiva e industrial del trigo es una característica compleja que está determinada por los factores genéticos de la variedad, por las condiciones ambientales de la temporada de cultivo y por las prácticas de manejo. En gran medida depende de la cantidad y de la calidad de la proteína del grano.
Algunos parámetros de calidad industrial del grano que se usan para tipificar variedades son el índice de sedimentación, el contenido de gluten, el porcentaje de proteína, el volumen del pan y el tiempo de desarrollo de la masa.
Para evaluar la calidad industrial del grano en el proceso de comercialización, los compradores utilizan la Prueba de Sedimentación; mediante el resultado de esta prueba se bonifican aquellas partidas de trigo que superan cierto valor. Según las cifras de sedimentación los trigos se clasifican en suaves, corrientes, fuertes y extras. De acuerdo al reglamento de compras de trigo, reciben bonificación todas aquellas partidas de trigo que tengan un valor de sedimentación igual o superior a 30 cc.
En la precordillera hay centenares de productores de trigo, que siembran más de veinte variedades distintas, por lo que el producto cosechado es de una calidad bastante heterogénea, correspondiendo la mayor parte del trigo al tipo suave o corriente. A pesar de ello, con la harina obtenida de estos trigos se puede elaborar sin problema la clase de pan más consumida en la región. Este pan se conoce con el nombre de "hallulla", y se caracteriza por su poco volumen, por lo que no es necesario tener harinas de alto valor de sedimentación para producirlo.
En relación con la molienda y la panificación cabe señalar que un trigo recién cosechado debe reposar alrededor de 30 días antes de procesarlo. Este reposo debe tener lugar en silos o bodegas libres de insectos, y que posean algún mecanismo que permita mantener temperaturas y humedad relativa moderadas. Por la misma razón, los sacos sintéticos no son un medio conveniente para lograr este reposo, ya que estos envases carecen de porosidad, lo que es especialmente perjudicial en los granos cosechados con más de 15% de humedad.
Cuando los granos se almacenan en bodegas húmedas, sucias y mal ventiladas, pueden ser invadidos por hongos saprófitos, y a veces por otros que producen micotoxinas de elevada toxicidad, y por lo tanto pueden afectar la salud humana y animal.
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