4.4 El DL 701 al servicio de la forestación campesina
Existe un cierto consenso entre los profesionales del área de la forestación campesina, que el actual DL 701, al igual que el anterior, permite forestar con campesinos. Empero, donde se encuentra el verdadero problema, entre otros, que entraba la realización de una forestación masiva, es la existencia de una reglamentación que en nada simplifica las cosas para los pequeños propietarios. Aún mas, hecha una comparación rápida entre el reglamento del anterior DL 701 y el actual reglamento, el primero es claramente mucho más liberal, más suelto, más abierto hacia las necesarias innovaciones administrativas que se requieren para forestar, bien y masivamente con los campesinos.
Por lo anteriormente descrito es que se ha puesto énfasis en señalar los posibles cambios que se deberían imprimir al actual reglamento del DL 701. En síntesis es necesario estructurar un nuevo reglamento para la Forestación Campesina. Un nuevo reglamento que plasme dentro de sí la voluntad política de aumentar significativamente la masa forestal de la pequeña propiedad, teniendo como único límite, lo que el propio DL 701 permite.
Ahora, si el límite es el DL 701, debería ser lo dispuesto en esta ley, un imperativo con respecto a otros reglamentos o leyes. En específico, la definición de pequeño propietario que aparece en el DL 701, debería estar por encima de cualquier definición de otra ley que los define, como por ejemplo la Ley de Indap, mucho mas restrictiva por ejemplo.
Con lo anterior se aseguraría que la única discriminante que se aplique a la entrada al sistema sea la dimensión del o de los predios que pertenecen al propietario. En efecto, si la suma de los predios (los roles) resulta menor de 200 ha en la zona central de Chile o 500 ha en la zona austral, debería ser condición excluyente y única discriminante para pertenecer al grupo de pequeños propietarios que pueden entrar al DL 701 a través de la pista especial que esta ley les abre.
Si bien el actual reglamento ya contiene cambios, tendientes a operativizar su implementación, ellos han sido mínimos y se requiere verdaderamente una transformación que ponga la institucionalidad forestal chilena al servicio de los usuarios menos adinerados como son los campesinos. Las propuestas que se presentan a continuación se han dividido en dos grandes grupos, que dan cuenta, en sí mismos, los objetivos que se persigue obtener con los cambios reseñados.
Como el título lo sugiere, se trata aquí de dar rapidez a la obtención de los documentos necesarios para que los campesinos puedan acceder a los sistemas de financiamiento que se deberían poner a su disposición. De esta manera, si para la obtención de un crédito de forestación cualquiera, se debe tener el certificado de futura bonificación emitido por la CONAF, es justamente ese certificado el que debería estar en el centro de la preocupación de esa institución. Para que las garantías se establezcan con cierta rapidez, se debería considerar a lo menos:
Uno de los elementos más importantes que dificultan la masificación de los créditos de enlace, es decir aquellos créditos que son otorgados más que contra garantías contra una promesa estatal que el poseedor del beneficio, percibirá una bonificación, son los innumerables procedimientos y requerimientos que el Estado demanda al momento de hacer efectivo el pago del beneficio.
Los subsidios ligados a la recuperación de suelos, al riego, a la recuperación de praderas y a la forestación se encuentran en la misma posición ante el sistema financiero tradicional. Sólo se podrá abrir un gran mercado de créditos de enlace y hacer operativa la cláusula de endoso a la entidad otorgadora del crédito que todos estos instrumentos poseen, en la medida que el sistema perciba una disposición política de apoyo y pago expedito de los subsidios por parte de la autoridad.
Para hacer mas expedito el pago de la bonificación forestal se debería contemplar, entre otras iniciativas:
La tabla de costos que actualmente es publicada por el Estado, es sin lugar a dudas un instrumento que se ha constituido en piedra angular de las orientaciones silvícolas en la pequeña propiedad. Desde que ella existe este instrumento ha sido fundamental para definir el perfil tecnológico de la silvicultura chilena. Un estado más generoso propició, en los 70 y 80 no solo una tasa de forestación muy importante sino que definió un perfil tecnológico de alto standard para las plantaciones. En este período fueron incorporadas importantes mejoras tecnológicas como los fertilizantes, la preparación de los suelos, los polímeros y otros. Ahora bien, el nivel de la tabla de costos para operaciones de gran escala fue fundamental para mejorar sustantivamente las plantaciones forestales chilenas, dejándole la vara muy a alta a las empresas, por lo que ellas han continuado plantando con ese standard.
Una tabla menos generosa, en cambio, ha generado por parte de aquellos que no poseen otra fuente de financiamiento alternativa, un standard de plantación de baja a muy mala calidad. En efecto, las plantaciones campesinas son, a todas luces, sin ninguna concordancia con el nivel de la silvicultura que el país, a través de sus empresas forestales privadas, ha alcanzado en los últimos 40 años.
Transformar la tabla de costos, desde la figura actual que no es mas que un dato a tener en cuenta para organizar precariamente la forestación campesina, en un verdadero instrumento de desarrollo de la forestería campesina, bajo todas sus acepciones como opción silvícola al servicio de las necesidades de los campesinos y del mercado, es un enorme desafío que requiere de un alto grado de comprensión de las autoridades políticas.
Los elementos básicos a tener en cuenta en la estructuración de una tabla de costos son, sin ser exhaustivos, los siguientes:
Sin haber sido exhaustivos en la enumeración de elementos de financiamiento de la tabla de costos, es preciso reseñar cual debería ser, idealmente, la estructura de los costos, a saber:
i.- Costos de insumos de primera calidad (plantas, gel, herbicida, fertilizante, antilagomorfos).
ii.- Costos de preparación de suelos con subsoladores de oruga (D5-D6).
iii.- Costos de plantación que impliquen aplicación de los insumos y plantación propiamente tal.
iv.- Costos de asistencia técnica de estudios, plantación, visitas de cuidados culturales e informe final de prendimiento.
v.- Costos de cuidados culturales como riego, segunda fertilización, control de malezas.
vi.- Costos de cercos al 100% del perímetro forestado.
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